Después de jugar y jugar al Loto y no obtener buenos resultados, indefectiblemente se llega a la conclusión de que es mejor jugar al azar. En realidad sólo existe una peor opción que esta, y ésa es la de no jugar.
Veamos, existen más de 4 millones de combinaciones distintas en el Loto, solo una de las cuales resulta ganadora. Prescindiendo del hecho que dos eventos independientes tienen una baja probabilidad de entregar los mismos resultados (sorteo del Loto por un lado y jugada al azar por otro), jugar de esta manera es como comprar un boleto en una rifa que tiene 4 millones de boletos. Siempre habrá una posibilidad, pero es bastante baja, a menos que se juegue una cantidad importante de números.
Otra opción, bastante mejor, es jugar una plantilla y no cambiarla nunca; esto incrementa la probabilidad de acertar a los ganadores con cada sorteo, porque se supone que la combinación ganadora no se va a repetir. Pero jugar de esta manera le quita la entretención al juego, y por otro lado, muchas personas se sienten esclavizadas de su plantilla, pues sienten que el día que no la jueguen será cuando sea sorteada.
Por eso yo juego cada vez que quiero, y escojo los números cada vez, y juego la cantidad de cartillas que estime conveniente. Y reviso las estadísticas, fijándome en qué números llevan mucho tiempo sin salir, y los que se han repetido mucho últimamente, y estimo cuántos pares deben salir ahora y un largo etc. No me lo he ganado todavía, pero hablando de entretenimiento, ¡puchas que le saco provecho a la luquita que juego!