Ya han pasado varios días desde de que la selección chilena de fútbol derrotara a “su similar del Uruguay” (siempre quise escribir este clisé del periodismo deportivo). No necesito decir lo que han dicho los uruguayos al respecto, sólo especulo sobre lo que les faltó decir: “ … nosotros vinimos a ganar la Copa América, no a jugar fútbol”. Pretextos para justificar su inapelable derrota han sido muchos, desde insinuar que el árbitro estaba comprado o que existe una conjura internacional para perjudicar al Uruguay, hasta decir que Chile jugó en forma desleal o antirreglamentaria.
Lo de los uruguayos no es extraño, es inherente a todos los jugadores de fútbol en general (incluidos los chilenos) y, últimamente de casi toda actividad: la culpa siempre es de los demás, nosotros siempre hacemos lo correcto y por lo tanto somos los legítimos ganadores y si no es así entonces alguien externo es el responsable. En el caso del partido, lisa y llanamente, los uruguayos jugaron pensando en ir a penales, utilizando el recurso de los desesperados, apostando todas sus fichas a una tómbola. Jugaron a no perder y cuando se vieron 1-0 abajo, su desesperación fue total porque sabían que no tenían ninguna posibilidad de hacer un gol. ¿Quién diría que un equipo así continua una tradición de un país que ha ganado 15 copas continentales? Es probable que existan algunos que defiendan la forma de jugar de los uruguayos, pero a mí siempre me ha parecido mezquina, mañosa y últimamente pobre técnicamente; sus mejores armas son ahora la boca y la historia. Un fútbol miserable. El resto es anécdota: lo que pasa en una cancha de fútbol se queda en la cancha.
No será el último partido entre Chile y Uruguay, ya se vienen las eliminatorias del próximo mundial, y seguramente tendremos polémicas y recriminaciones, manos negras e indignadas declaraciones, pero por esto es, entre otras cosas, que nos gusta el fútbol. Ojalá estemos nuevamente en el bando de los ganadores. Mientras tanto tenemos el resto de la Copa y obviamente, el Loto que se sigue acumulando.