Prácticamente todos los datos que entrega el Apostador hacen referencia a lo más y menos frecuente. Esto se justifica por lo que ya he comentado anteriormente y que tiene que ver en dos visiones al jugar basados en las estadísticas. Una es jugar en forma optimista, es decir, considerar que la tendencia actual va a seguir dándose, o que los números más frecuentes lo van a seguir siendo en el futuro, y por lo tanto los menos frecuentes seguirán saliendo poco. La otra forma de jugar es la pesimista que es opuesta a la optimista, es decir se piensa que los números que ya salieron no pueden volver a salir por lo tanto hay que apostar a los menos frecuentes.
A lo mejor puedes pensar que optimista es apostar a que salga un número que no ha salido y que pesimista es apostar que un número que recién salió vuelva a salir. OK, como casi todo en la vida depende de nuestros gustos, creencias, conocimientos, incluso estilos de vida, cómo definimos optimista y pesimista. Si no, miremos el vaso medio vacío o medio lleno.
Como sea, hay una tercera forma de jugar y esa es apostar al promedio, o sea, ni fú ni fá, ni chicha ni limoná. Esta es una forma derivada de las dos anteriores, tan válida y efectiva como las otras, es decir con pocas posibilidades de acertar a la combinación ganadora. Por que como ya se habrán dado cuenta, entre los números sorteados casi siempre hay de todo, sobre todo imprevistos. ¿Se acuerdan del “Mulo” en la “Segunda Fundación” de Isaac Asimov? Si no lo han hecho, les recomiendo leer su trilogía Fundación.
En fin, para terminar, lo que encontrarán en las estadísticas no es una forma de ganarse el Loto si no que una forma de disminuir la cantidad de números desde donde escoger los posibles ganadores. Cuáles dejarán afuera ¿los más frecuentes, los menos, los promedio, los que llevan más tiempo sin salir o los que acaban de aparecer? Dependerá de su propia visión.