Después de 55 sorteos del Loto, finalmente se repitieron 3 números del sorteo anterior (recordemos que el promedio es de 1 cada 33). Hago este comentario para que se convenzan que en algún momento los datos del Apostador se van a cumplir, y esto podría darnos alguna ventaja. En el caso particular del que estamos hablando, significa que podríamos haber asegurado al menos una terna, pero tendríamos que haber jugado 20 cartillas, pues se pueden formar 20 tríos distintos con los seis números de una combinación ganadora. Si hubiésemos jugado sólo al Loto, habríamos tenido que invertir $20.000 y la terna nos habría reportado $1.050. ¿Mal negocio? No necesariamente.
El anterior es el peor de los casos. Para jugar en forma racional (y consecuente), deberíamos haber escogido 3 números fijos que habríamos combinado con cada uno de esos 20 tríos. Supongamos que uno de esos números hubiese sido el comodín, entonces la terna se habría transformado en súper terna y además habríamos obtenido 9 súper duplas, es decir $1.340 + 9 * $1.000 = $10.340. Mejor. Ahora, si en vez del comodín hubiésemos escogido otro de los números ganadores, entonces la terna habría sido cuaterna y las súper duplas habrían sido ternas, es decir habríamos obtenido $3.030 + 9 * $1.340 = $15.090. Bastante mejor. Si hubiesen sido el comodín y otro número ganador, ya habríamos tenido ganancias, pues sólo la súper cuaterna reportaba $21.940.
El problema es, primero, ¿cuántos sorteos habríamos estado apostando $20.000 antes que efectivamente se repitieran los 3 números del sorteo anterior?, y segundo, ¿qué tan seguros estaríamos de haber escogido al menos 2 de los números ganadores? Como ven, para ganar hay que atreverse y estar dispuestos a perder, y bastante, pero la recompensa podría ser muy, muy grande.