A propósito del discurso del 21 de Mayo donde abundaron los “chilenos y chilenas”, “todos y todas” me hago la pregunta por si, con la actual moda, debería referirme a ellos/ellas como “números y númeras”. Todo esto a propósito de la tan mentada igualdad de género, por lo que cuando una autoridad dice “chilenos” sólo se estaría refiriendo a los varones y dejando de lado a las damas. Perdónenme, pero ¡qué soberana estupidez!
Más adelante, en atención a los derechos del niño, no bastará que nos refiramos a “todos”, si no que deberemos decir “todos” (los hombres adultos), “todas” (las mujeres adultas), “toditos” (los niños hombres) y “toditas” (las niñas), y pido disculpas por el orden en que los expongo, aunque al parecer todavía no ha empezado la pelea por cuál término decir primero.
Precisamente, no he visto atentado mayor a la igualdad de género que al hacer expresa la diferencia entre los géneros masculino y femenino. Y ya que estamos aquí, lo mismo pasa cuando se habla de la “Presidenta”: de acuerdo a este principio, deberíamos referirnos a la “residenta”, la “pacienta”, la “delincuenta”, “la adolescenta”, etc. en caso que se trate de mujeres, cuando en realidad todos estos nombres comunes hacen referencia a la “persona que” reside, padece, delinque o está en la adolescencia, sin hacer distinción de género.
En fin, por suerte puedo escribir los números gráficamente y evitarme todos estos problemas. Aunque aceptemos que los números no tienen género pero nos refiramos a ellos como masculinos, no faltará algún(a) afiebrado(a) promotor de la igualdad de género se le ocurra postular que deben ser femeninos también, y lo peor de todo, es que tendrá éxito en su demanda. Parece persecución, pero hasta el término «femenino» es masculino.
Hoy no habrá ayuda para jugar al Loto, salvo la conocida arenga de que si quieren ganárselo, lo primero que deben hacer es jugarlo.